6 de marzo de 2008

Los Reyes Magos de Occidente



Los Reyes Magos de Occidente

A los Reyes Magos este año les puse una propinilla en lugar de agua para los camellos y licor de avellana. Ahora que trabajo, puedo permitírmelo. Había oído por al tele que a los niños de otros países ya les habían hecho llegar sus regalos. A algunos les habían dejado grasientas hamburguesas y golosinas con las que alimentar sus grandes lorzas hasta reventar de satisfacción y felicidad. A los pequeñuelos de Irak les dejaron bonitos campos minados en los que volar por los aires hasta casi tocar las nubes. Y para muchos otros habían dejado en sus sacos miles de películas llenas de sangre con las que alimentar su odio, con la promesa de que, si eran buenos, el año que viene les traerían metralletas y pistolas automáticas. Yo esperé toda la noche para ver llegar a los Reyes Magos de Occidente. Aunque estaba muy nerviosa, me pudo y el sueño y me quedé dormida. Por la mañana, no estaban mis billetes.

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