29 de marzo de 2010

La pelusa bomba

Tras un incidente doméstico en el que los mejillones casi morimos a manos de una pelusa bomba, nos gustaría hacer una reflexión sobre esas criaturas que nos acompañan pacíficamente hasta que un día…

Pero, ¿qué es una pelusa?
Según la Real (que no imaginaria) Academia de la Lengua, esto es una pelusa:
1. f. Pelo muy tenue de algunas frutas.
2. f. Pelo menudo que con el uso se desprende de las telas.
3. f. Vello tenue que aparece en la cara de las personas y en el cuerpo de los polluelos de algunas aves.
4. f. Aglomeración de polvo y suciedad que se forma generalmente debajo de los muebles.
5. f. coloq. Envidia propia de los niños.

Quedémonos, pues, con la cuarta acepción. Entendamos que una pelusa es una simple “aglomeración de polvo y suciedad”. Bien. Los mejillones cultivamos esas aglomeraciones en nuestra cueva desde hace tiempo. En nuestros rincones hay todo tipo de pelusas compuestas de todo tipo de polvo y suciedad. Tenemos la ‘pelusilla’, esa que aparece en las esquinas formando una capa traslúcida. Tenemos ‘pelusas dobles’, que se forman a trasladarse una hacia otra por mor de la ventilación. Tenemos hasta pelusas triples, bolas de pelo, pelusas sólidas… Todas ellas muy bienvenidas en nuestro hogar.

Entonces, ¿qué pasó para que una de ellas se volviera contra nosotros? Creemos que el ataque de la pelusa bomba se gestó debajo del sofá, donde según los acuerdos bilaterales entre sus representantes y El Mejillón Suicida, podrían asentarse de forma indefinida. Nos equivocamos al pensar que nuestra colonia de pelusas estaría bien allí. A parecer, la tensión iba en aumento mientras los calcetines colonizaban el ya de por sí poco territorio cedido a las primeras. Creemos que fue eso lo que llevó a una de nuestras más queridas pelusillas a plantarse en medio del salón cargada con un cinturón bomba.

Desde esta honorable tribuna pedimos un minuto de silencio por este atentado que se ha resuelto sin más víctimas que la propia pelusilla, cuyos restos hemos recogido con nuestras propias manos. Las uñas de su metralla atravesaban su vientre suave y, así, sobre unas peladuras de mandarina, la pelusilla viajará a un lugar donde encontrará su verdadero hogar.

Para los que quedamos al otro lado, aquellos que las acorralamos, las increpamos, las barremos, escondemos y aspiramos, es tiempo para reflexión: ¿qué llevó a una feliz pelusilla a hacer lo que hizo?

2 comentarios:

NuMaN dijo...

Siempre me sentí amenazado por estas entidades.El incidente que relatáis lo confirma.Hay que estar atentos...Debo alejarme de los rincones,debo...

el mejillon suicida. dijo...

Con limpiar de vez encuando se soluciona, Numan. Es algo que aprendes si no te vas de viaje en vacaciones...